INVENCIBLES

Otra temporada a prueba de balas.

Sentirse invencible es algo común a estados de euforia y frenesí producidos por la segregación continua de adrenalina y emoción sin límite del estar totalmente vivo. En este primer diagnóstico de la temporada parafraseo a un muy buen amigo mío, al referirse con esa sensación a la juventud.

Cuando uno es o se siente joven, es capaz de todo. Por ello, decía él para argumentar esta idea, que la literatura, los cómics, los videojuegos, o la música que escuchamos cuanto tenemos esa edad en la que todo nos llega al epitelio sentimental, nos hace sentir así. Nos hace ser moralmente invencibles aunque no lo seamos  realmente desde otro punto de vista.

He reflexionado mucho tiempo sobre errores que quizá comete uno, y que son propios de mi edad física que no mental y he criticado muchos aspectos de la vida actual que me toca vivir, pero empezaba a preocuparme el sentirme un abuelo cebolleta. Porque siempre terminaba volviendo al tema de lo maravillosos y cojonudos que fueron los 90 y lo mierdas que han sido las décadas posteriores. Pero no estaba del todo errado, y si no, mirad como proliferan los videobloggers o mierdas similares en la red global, conclusiones  a las que se llega si se analiza la sociedad con perspectiva y no estando encerrado en mi probeta particular.

En ese caso entonces, puedo decir bien alto,  que los tiempos que me han tocado vivir, son una puta mierda respecto a casi todo lo que me rodea, especialmente en cuanto a mis aficiones se refiere. Porque sí, soy un Peter Pan. Una vez más debo sacar por un lado mi complejo de niño grande y por otro de inadaptado, que salen a colación porque el primero es el que hace que sea Invencible todavía, ya que no me adapto a lo que me rodea una vez más. Invencible porque trato de ver las cosas con jovialidad y no tengo que adaptarme, a los treintaitantos, a hacer lo que se suponen propias de mi edad: estar muerto en vida o vivir una mentira a través de una red social.

Creo que ahí fuera hay una gran variedad de personas Invencibles, de gente que está por encima de todos esos tópicos y de la edad mental o física que tiene. He conocido a gente, que escucha La Parada de los Monstruos, de entre 20 y 50 años y dentro de ese margen maravilloso, estoy encantado de pertenecer a algo que creo que nos distingue y que tenemos en común: querid@s amiguit@s, somos invencibles. Muchas gracias por estar una vez al otro lado una temporada más, y van trece.