LA IRA DE DIOS

  • AUTOR: // SECCIÓN: Trazos

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    O como enfrentarse a escribir un primer artículo de una sección de cómic y tener que acudir a Dios para solventalo. No es una circular de la Conferencia Episcopal, prometido.



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    Todo gran poder conlleva una gran responsabilidad, y así me sentí yo cuando ese Profesor Xavier, que es Freakman, me embarcó en este proyecto de envergadura que es la Parada de los Monstruos. Había que expandir lo que se expone el primer sábado de cada mes, en nuestro ya veterano programa de radio, acerca de nuestro amado noveno arte. El cómic ya cuenta con innumerables publicaciones, blogs y hasta espacio en la prensa seria. Difícil espacio para la improvisación…Tras varios quieroynopuedos, me encomendé a Dios.

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    Volví a releer la Biblia y oí rumores de profanación. Watchmen estaba en el punto de mira de los dólares de Hollywood. Curiosamente, la popularidad actual del cómic no es más que una consecuencia de los taquillazos que han logrado varias adaptaciones de tebeos clásicos. Tras los titubeantes intentos serios de Tim Burton en Batman, en los últimos años las películas de cómic se han convertido en prácticamente un género propio. Seducidos especialmente por los superhéroes, las grandes productoras basan gran parte de sus cuentas de resultados anuales en adaptar al supertipo de turno. Sin embargo, hasta ahora nadie se había atrevido con el mejor cómic que se ha publicado nunca.

    Recordé cuando allá por el año 90, Ediciones Zinco abrió mis ojos y, tras descubrir a Miller, Alan Moore me volaba la cabeza con Watchmen. Acostumbrado a adorar a los superhéroes de Marvel como dioses de un panteón griego, gocé maliciosamente con esos doce números de vigilantes acabados y reflexivos.

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    De lo que en principio era el enésimo intento de revitalizar a personajes DC, concretamente los héroes comprados a la desaparecida editorial Charlton, Dios Moore hacía un perfecto retrato del fin de los 80 y predecía la negrura de los primeros 90. Era el fin de los yuppies, las modas de usar y tirar y la decadencia de los Reagan, Thatcher y la URSS. Moore, acompañado del pulcro Dave Gibbons a los lápices, se dedicaba literalmente a exterminar mis mitos e imaginaba una realidad alternativa pesimista y al borde de la amenaza nuclear, donde la única supervivencia del superhéroe era o bien ponerse al servicio de la administración yankee o reciclarse como filántropo. Los héroes están prohibidos y el asesinato del más despreciable de esos antiguos vigilantes, hace que Rorschach, el único activo de ellos, intente averiguar quien fue el asesino. Tras doce números con los que recrearse, Watchmen llegaba a su desconcertante final haciendo de Alan Moore el más importante guionista de cómics de los últimos años.

    No era precisamente un recién llegado cuando creó su obra definitiva, y como pionero de todos los grandes autores británicos de los últimos años que trabajan en las grandes editoriales americanas del comic-book, se fogueó en revistas como 2000 AD antes de dar el salto al cómic comercial
    Nacido en la lúgubre Northampton, en el interior de Inglaterra, anarquista ( V de V de Vendetta es un reflejo de su personalidad), mago (no de los de paloma y conejo), dibujante (mediocre), dj y músico (descacharrantes sus colaboraciones con miembros de Bauhaus), Dios Moore reúne todas características que le hace merecer formar parte de nuestra Parada de los Monstruos. Con su aspecto de lunático y su rumoreado mal olor, está más cerca de Rasputín que de un novelista de bastón y fular. A destacar también su temperamento, amenazando continuamente con un retiro total, defendiendo con uñas y dientes sus obras y renegando del maltrato que se les da a las mismas. Su malestar se ha incrementado especialmente cuando se han adaptado algunos de sus mejores cómics a la pantalla grande. Ni siquiera V de Vendetta ha sido de su agrado y solicitó que su nombre fuera retirado de los créditos.

    Nos llega ahora el anuncio de que Zack Snyder, que perpetró la, a partes iguales, adaptación, anuncio de anabolizantes y representación de la Love Parade que es 300, ya lista la película de Watchmen. Elenco poco conocido pero con posibilidades. De un Jackie Earle Haley, que se empieza en especializar en tipos perturbados (ver ), como Rorschach o ese perfecto caradebofetada que es Matthew Goodge (ver Match Point), a los televisivos Malin Ackerman o Jeffrey Dean Morgan como Espectro de Seda y El Comediante, respectivamente.
    Mientras esperamos que se publique en nuestro país esa especie de Sexo en Nueva York, protagonizada por Wendy de Peter Pan, Alicia de El País de las Maravillas y Dorothy de El Mago de Oz, que es Lost Girls, Moore nos vigilará desde esta sección hasta que se vuelva a desatar su ira.

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