MATEMOS AL TIBURÓN.

  • AUTOR: // SECCIÓN: Zoo

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    Kingpin

    Esta especie no es sólo un malo de cómic.

    No me refiero con el título del diagnóstico, al escualo asesino de los mares por antonomasia, El Que No Existe me libre, soy un tío pacífico y respetuoso con los animales. Me refiero con ello a otro tipo de depredador mucho más voraz, peligroso y mortífero, perteneciente a la fauna humana: el tiburón u hombre de negocios.

    Son esas personas con un apetito insaciable de poder, fama, dinero y posicion, que no dudan en merendarse, pisar o arrasar aquello por donde pisan como Atila el huno, con tal de conseguir sus ambiciones. Gracias a ellos, estamos padeciendo una crisis económica sin precedentes en la historia mundial, debido al apetito voraz de este carnívoro de primer orden. Su hábitat natural son los sitios donde se huele el poder y carnaza del pastel a repartir: las entidades bancarias y financieras, las grandes empresas, los partidos políticos y la administración pública, etc… Es la figura concreta del banquero y del especulador, del político corrupto y del empresario caciquista. En estos ecosistemas, amiguitos, ya sabéis que sólo sobrevive el más fuerte, y las capacidades de rapiña, de instinto asesino y de gran cazador los convierten en animales peligrosos frente al resto de animales de la fauna humana de su entorno. No pararán no sólo cuando nos coman y devoren, sino que irán más allá, ya que su hambre es peor que la de loos carnívoros del reino animal y no tiene límite.

    Ya fuera de coñas y de imitaciones del palo de Félix Rodríguez de la Fuente, doy por seguro que cerca vuestra hay una persona parecida a lo que os acabo de describir. Una cosa es la sana ambición de personas emprendedoras que no se conforman lo que tienen y ponen toda la carne en el asador para alcanzar una serie de metas para ir más allá en su desarrollo personal, y otra el que alguien ajeno a cualquiera de nosotros intente acobardarnos por medio de un instinto tan animal como el miedo. El miedo a perder un trabajo, a no llegar a final de mes, el de no poder dar de comer a los hijos. Eso es lo que hace que no reaccionemos ante esa intimidación burda y cavernicola. Y no digo que nos enfrentemos a los que están en el poder ni pensamientos ácratas imposibles o irrealizables, pero sí que hagamos valer nuestra individualidad hacia aquellos que creen que nos están haciendo un favor por darnos un mísero trabajo.  Recordemosles que son ellos los que han creado nuestra situación actual de miseria y desamparo.

    Asi que os animo una vez más a luchar contra los tiburones con el arma que una vez más recuerdo que nos diferencia del animal común: con aquello que tenemos debajo del pelo, aquellos que lo tengan, las neuronas de nuestro cerebro.

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