QUÉ HA SIDO DE LAS PORTÁTILES

Y la Lynx… ¿la campeona de las portátiles?

Anselmo, te mando esta carta desde la residencia, porque me acabo de acordar, en uno de esos momentos de lucidez que nos permite la memoria a nuestra edad, de aquellos tiempos en los que jugábamos todos los niños con las consolas portátiles en la plaza del pueblo.

Han cambiado mucho los tiempos, Anselmo, y es que casi echo una lágrima cuando me acuerdo cuando mi difunto padre en un viaje a Canarias me compró mi primera consola portátil. Entonces comprar consolas en Canarias o relojes Casio en Andorra, salía tirao de precio e íbamos en manada como si fuéramos las mulas tordas del tío Juan a comprar tecnología allende el pueblo.

Kiaaaaa, como cambian los tiempos Anselmo. Y es que la consola que me trajo mi padre era una GAMEBOY, un ladrillazo blanco que me acuerdo que era tan grande que el Melecio se cargó a su difunta madre de un ostión con la consola, pa que luego digan que hay violencia en los videojuegos de ahora.

Me acuerdo que, aunque no tenía colores la consola y que tenías que labrar bien la huerta para comprarte un juego que mereciera la pena, pasé horas en el granero jugando con las aventuras de Mario, Donkey Kong, y los cientos de juegos que salieron.

¿Te acuerdas también cuando un par de años después, siendo ya mozos, nos compramos a pachas una Game Gear de Sega y como alucinamos con la pantalla de colores, que parecía que íbamos a ver la carta de ajuste? Algo que ya hacen los móviles 3D, con wáter incluido, como el que me ha regalado mi hija en Reyes.

Y yo que te tengo que confesar que te tuve envidia porque fuiste el único pringao que tenía la Atari Lynx, que tu padre, el maestro de la escuela, te había regalado porque todo el mundo decía que era el futuro y al final no se la compró ni Dios.

Ains, Anselmo, para terminar, sólo me queda apuntarte mi reflexión final, y es que me pregunto qué será lo que pase mañana con las portátiles.